Por: Manuel Andrés Coello Cáceres
Hace unos días, mientras me encontraba esperando junto a una cliente el inicio de su juicio oral (para variar, nos hicieron esperar más de una hora), me preguntó la razón por la cual estudié derecho, definitivamente una respuesta que le pareció obvia a mi cliente, era que mi padre, tenía ya un estudio de abogados y bueno, tenía ya un negocio asegurado, sin embargo, esa teoría sobre mi vocación que esbozó mi cliente, no fue ni cercanamente la razón por la cual estudié dicha profesión.
La verdad es que mi padre, fue una gran influencia para mi, desde niño me llevaba a su oficina y veía el movimiento legal, que en un principio me parecía aburrido, sin embargo, habían días en que me llevaba a sus juicios y domingos en que me llevaba a visitar presos que habían sido injustamente encarcelados y que no contaban con recursos para pagar una adecuada defensa, patrocinios que mi papá lo hacía de manera impecable y principalmente, gratuita, eso me hizo comprender la importancia de la justicia y la ley, lo necesario que es para un estado democrático que se haga justicia y que se respete la norma. También, una razón por la cual estudié derecho, fue por qué siempre quise defender a las víctimas de los atropellos de la gente que abusa de su poder, aquellos que piensan que los demás son inferiores, aquellos que se creen matones, viendo en las víctimas de estas personas, a aquellos presos que mi papá defendía.
Hoy, a 13 años de ejercer como abogado y de elegir la rama penal como especialidad, me indigna la inconsecuencia de muchos peruanos, que exigen justicia, que piden que la policía atrape a los delincuentes que tanto daño nos hacen y que diariamente asesinan a nuestros padres, hermanos e hijos, que exigen un Ministerio Público y un Poder Judicial que los encarcele por más años de los que dice el Código Penal; sin embargo piden un indulto para quien no tuvo reparos en mandar a matar inocentes, quien mandó a matar a un niño, a un inocente que podría ser mi hijo o el hijo de aquellos que defienden el indulto, no podemos permitir eso, no podemos permitir que se siga atropellando a los más humildes, a las víctimas de una bestia con poder, que hoy chantajeando a un gobierno elegido democráticamente exige si o si un indulto.
Los inocentes deben estar libres, los delincuentes probados, en la cárcel y la ley debe ser respetada por todos, duela a quien le duela y así te llames Alberto Fujimori, Korina Rivadeneyra o Juan Pérez.
