Reflexionemos
Lo que debemos comprender los abogados que nos dedicamos al litigio penal, es la gran responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros cuando tomamos un caso penal, por eso es que el derecho penal y principalmente, el litigio penal, no es para todos.
Tengo muchos amigos abogados, dedicados a otras ramas del derecho, que les da miedo acercarse a una comisaría, conversar con policía, conversar con un fiscal o un juez penal. Lo sé no es fácil, pues muchas veces encontrarás a servidores y funcionarios cansados, de turno, con ganas de regresar a casa y ver a su familia, y posiblemente, no traten al abogado con la mejor actitud. Por otro lado, cuando encuentras un cliente detenido, no lo vas a encontrar tampoco con el mejor estado de ánimo, pues cada segundo en que está detenido, es una eternidad.
Dada esta carga emocional que es llevar un caso penal, los que quieren abrazar esta especialidad se tienen que preguntar a si mismos ¿soy lo suficientemente responsable y maduro para asumir esta carga?, ¿cuento con las herramientas intelectuales para intervenir en un caso penal?, ¿puedo escuchar a un cliente que muchas veces es culpable sin convertirte en su juzgador?, ¿puedes leer un expediente, muchas veces con imágenes explícitas sin que te de nauseas?, ¿estás dispuesto a sacrificar muchas horas de tu vida leyendo un expediente o carpeta fiscal, navegando en el internet, en libros, en jurisprudencia para encontrarle la solución al problema de tu cliente? Si la respuesta es sí, definitivamente puedes dedicarte a esta rama del derecho.
Particularmente cuando asumo mi rol de abogado penalista, me gusta pensar que soy como un médico cardiólogo, un oncólogo, como un médico especializado en cerebro, pues si, el cliente que ha sido denunciado, que se le sigue un proceso penal, te confía su libertad, entonces te está confiando su vida y la de su familia. ¿Qué clase de vida tendría un ser humano si no goza de libertad? Hay personas que son resilientes y se adaptan a su nueva situación y hay también otras que no pueden, pero te adaptes o no, cárcel es cárcel.
La mayoría de las veces, el cliente confía ciegamente en su abogado, por lo que como profesional debes de ser empático y principalmente responsable en lo que haces, pues un falso movimiento puede destruir la vida de tu cliente y la de su familia.
Si has abrazado esta rama del derecho, es tu deber ser responsable, empático con el cliente, ponerte en tus zapatos, por que, aunque el caso sea sencillo para el abogado, para el cliente es la final del mundial de su vida.
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